Hipertexto y democracia
Roque Molluso
“En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es (…) El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo”.
(J. L. Borges)
En la ficción que construye Borges, se pone de manifiesto la posibilidad de acceder a distintos puntos del universo en forma global; dicha narración puede tomarse como una metáfora del nacimiento de un nuevo ámbito del conocimiento, ya no ficcional sino puramente real, el cual se hace posible a través del despliegue de una red de computadoras interconectadas tal como si fuera nuestro propio Aleph electrónico; éste se nos presenta como una espacio propicio para la expansión de nuestra percepción tanto del conocimiento como de la cultura en general, y en tanto tal, como el disparador para la conformación de una nueva subjetividad ampliada por las características que tal innovación ofrece; estas nuevas posibilidades se relacionan con el desarrollo de un sistema que permite la vinculación inmediata de textos sobre las mas variadas temáticas: el hipertexto, el cual se efectiviza a través de una red de computadoras interconectadas.
Al respecto a través del presente trabajo intentaremos realizar una aproximación exploratoria que nos permita poner en evidencia sus rasgos mas sobresalientes; para ello comenzaremos realizando una cronología sobre los aspectos básicos que lo fueron conformando como así también su posterior desarrollo en el marco de una teoría que daba cuenta del mismo desde el campo de la narrativa, para luego centrarnos en las posibilidades reales que el mismo presenta para la constitución de nuevos sujetos inscriptos en las posibilidades, reales o no, de despliegue democrático como punto importante presente en todos los discursos acerca de este nuevo medio de la comunicación global.
Sobre los orígenes del hipertexto
Los primeros intentos de crear un sistema que permitiera un mayor y mejor acceso a la información, pueden rastrearse hacia 1945, en momentos en que Vannevar Bush publica un artículo en el Atlantic Monthly en el cual hacía referencia a la imposibilidad de manejar la creciente abundancia de información, situación que llevaba a que aquellas personas que debían utilizarla para sus estudios se vieran bloqueadas en sus posibilidades debido a la falta de elementos acordes para su procesamiento, ya que, como lo señalara el mismo Bush:
“El conjunto de la experiencia humana está creciendo a un ritmo prodigioso, pero los medios que empleamos para desplazarnos por este laberinto…son los mismos que utilizábamos en los tiempos de las carabelas”.(2)
Para Bush el problema central pasa entonces por la inadecuada forma de almacenar y clasificar la información de manera tal que su procesamiento resulte mas efectivo; para ello inventará el Memex, el cual consiste en:
“…un dispositivo en el que una persona guarda sus libros, archivos y comunicaciones, dotado de mecanismos que permiten la consulta con gran rapidez y flexibilidad. Es un accesorio íntimo y ampliado de su memoria”.(3)
Este sistema consistía en mecanismos que permitían una rápida búsqueda de archivos microfilmados y que podían ser observados a través de una pantalla transparente; su particularidad radicaba en que no sólo permitía dicha búsqueda sino que también incluía la posibilidad de agregar notas, comentarios, etc.
Mediante este inicial antecedente del hipertexto se comenzaba a abrir la posibilidad de una relación asociativa entre artículos con lo que se iba conformando un recorrido no lineal ni único, sino que dependía de los intereses del proto-navegante, conformando trayectos mas acordes con el funcionamiento asociativo de la mente humana, ya que:
“…la mente salta instantáneamente al dato siguiente, que le es sugerido por asociación de ideas, siguiendo alguna intrincada trama de caminos conformada por las células del cerebro”(4);
se abrirán entonces nuevas posibilidades, porque la forma en que este sistema funciona se asemeja mas a las asociaciones con que trabaja el cerebro humano, llevando a una ventaja incomparable que radica en que, mientras que el investigador puede seguir diferentes trayectos mentales que pueden ser “olvidados” si no se toma la debida precaución de anotarlos, mediante este sistema, por el contrario, los diferentes recorridos que siguiera el usuario no se perderían y podrían ser reconstruidos o bien almacenarlos en el sistema para su posterior uso.
Dejando de lado las consideraciones mas técnicas del invento de Bush, podemos considerar que hay dos aspectos que resultan fundamentales: en primer lugar, el inventor considera que la misma necesidad de ir tomando notas a medida que se despliegan los diferentes textos, lleva a un cambio en los hábitos de lectura por lo que el lector pasa a tener un rol mas activo debido a la inserción en el proceso de lectura de la escritura. Un segundo aspecto a considerar, y que se relaciona con la nueva actividad de lectura, lleva a plantear la necesidad de crear un texto virtual en el cual se permitan una mayor interacción que trascienda los límites físicos del libro.(5)
La novedad que introduce el Memex radica no solo en la capacidad de recuperar y almacenar información sino también en su sistema de “índice por asociación”, cuyo núcleo se encuentra en “…la capacidad de cualquier artículo para, a su vez seleccionar, inmediata y automáticamente, otro artículo”(6); y que en los futuros sistemas hipertextuales se conocerá como nexo o link.
Para Bush, su invento otorga amplias posibilidades a los usuarios para seguir múltiples trayectorias llevando a una nueva forma de textualidad e incluso de escritura, que tal como el mismo lo explica:
“Cuando se han unido numerosos artículos para formar un trayecto… es exactamente como si se hubiesen reunido artículos físicos desde fuentes muy distantes, y se los hubiese encuadernado juntos para formar un libro nuevo… (…) …cada artículo puede estar unido en numerosos trayectos a la vez”.(7)
Es así que la propuesta de Bush en cuanto al concepto de bloques de texto unidos a través de nexos implican diversos cambios que pueden identificarse de la siguiente manera:
– un cambio radical de la práctica de la lectura y la escritura, llevando a que ambas actividades se acerquen mucho mas entre sí que como existen en la modalidad del libro impreso.
– es necesario una textualidad virtual para llevar a cabo estos cambios.
– la reconfiguración del texto implica nuevos elementos constitutivos del mismo: nexos o índices por asociación, trayectos entre dichos nexos y conjunto o tramas de trayectos.
Estamos en presencia de una textualidad mucho mas flexible, mas proclive a las demandas del lector y que tal vez sea mas vulnerable a dichas demandas, lo que el mismo Bush consideraba una textualidad múltiple ya que el nuevo texto tendrá diferentes acepciones, acordes con las búsquedas emprendidas: ya sea la unidad individual de lectura que constituye la obra; la obra entera; el conjunto de documentos creados a través de diversos trayectos como también los recorridos sin documentación anexa. Será sobre estas y otras ideas que los futuros pioneros(8) del hipertexto trabajarán para desarrollarlo tal como lo conocemos actualmente.
Finalmente será a través del equipo del CERN con su proyecto iniciado en 1989, que se pondrá en marcha la World Wide Web en 1992, la cual se constituirá en la red a través de la cual los vínculos hipertextuales tendrán su asentamiento definitivo.
Entre la teoría y la tecnología
Podemos postular que en el transcurso de las últimas décadas comenzaron a darse coincidencias, acerca de la noción del hipertexto, entre dos campos del saber totalmente disímiles: tanto teóricos como Derrida, Barthés, Foucault, etc., como expertos en informática como Nelson o van Damm, van constituyendo una suerte de síntesis que confluye hacia un quiebre respecto a las nociones de centro, jerarquía, linealidad, etc., propias de la cultura del libro; en su lugar postulan la multilinealidad, la existencia de nodos, redes y nexos en cuanto a la conformación de los sistemas conceptuales. En este aspecto podríamos hablar de una revolución en el pensamiento(9) que se verifica en la nueva textualidad electrónica que modificará sustancialmente distintos ámbitos sociales que van desde el campo literario a la política.
El concepto de hipertexto, tal como lo conocemos actualmente, hace referencia a las ideas vertidas por Theodor Nelson (dedicado a los nuevos desarrollos en informática) en la década de los ‘60, para quien dicha palabra significa:
“Con hipertexto, me refiero a una escritura no secuencial, a un texto que bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva. De acuerdo con la noción popular, se trata de una serie de bloques de texto conectados entre sí por nexos, que forman diferentes itinerarios para el usuario”(10)
Así la noción de hipertexto quedaría definida como:
“…un texto compuesto de fragmentos de otros textos (…) y los nexos electrónicos que los conectan entre sí. La expresión hipermedia simplemente extiende la noción de texto hipertextual al incluir información visual, sonora, animación y otras formas de animación. (…) Con hipertexto, pues, me referiré a un medio informático que relaciona información tanto verbal como no verbal.”(11)
Como sostuvimos anteriormente, podemos observar que la preocupación de muchos teóricos sociales también hace referencia directa a la noción de hipertexto, como se desprende de las siguientes citas, ya sea de boca de Barthés:
“En este texto ideal, abundan las redes que actúan entre sí sin que ninguna pueda imponerse a las demás; este texto es una galaxia de significantes y no una estructura de significados; no tiene principio, pero sí diversas vías de acceso, sin que ninguna de ellas pueda calificarse de principal; los códigos que moviliza se extienden hasta donde alcance la vista; son interminables…; los sistemas de significados pueden imponerse a este texto absolutamente plural, pero su número nunca está limitado, ya que está basado en la infinidad del lenguaje”(12)
Ya sea como lo retrata Baudrillard:
“El texto electrónico es el primer texto en que el elemento de significado, la estructura y el aspecto visual son básicamente inestables. A diferencia de la imprenta, o de los manuscritos medievales, la informática no impone que ningún aspecto de lo escrito quede determinado para toda la vida del texto. (…) Toda la información, todos los datos del mundo informático son una especie de movimiento controlado, por lo cual la predisposición natural de la escritura electrónica es hacia el cambio”(13)
O lo que en palabras de Foucault implica que:
“…las fronteras de un libro nunca están claramente definidas.” “…atrapado en un sistema de referencias a otros libros, otros textos, otras frases: es un nodo dentro de una red… (…) …una red de referencias”.(14)
Vemos aquí que tanto el texto ideal barthesiano como la red de referencias foucaltiana hallarán su realización con el despliegue del hipertexto a través de la WWW, reconfigurando la relación misma del lector con la obra.
A través del hipertexto el seguimiento de las diferentes referencias se hará mucho mas rico y rápido, afectando tanto la experiencia del lector como la naturaleza de lo leído; pero, ¿cómo se pone en evidencia esto?. La experiencia del lector se verá ampliada en la medida en que, si con el libro las distintas referencias que en el mismo se hacen nos llevan a la necesidad de conseguir determinados textos que le permitan ampliar los conceptos inicialmente referidos con la consiguiente posibilidad de no conseguirlos; por el contrario a través de la experiencia hipertextual la referencia será directa y ampliable dentro de los límites referenciales de los diferentes textos navegados por el lector.
Se modifica de esta manera la naturaleza misma de lo leído debido a la ampliación misma de las diferentes lecturas realizadas. Tal situación nos lleva a un nuevo estadio en el cual las posibilidades de enriquecimiento de lo leído se amplían exponencialmente, llevando incluso a un acercamiento entre autor y lector de la obra, ya que:
“…los documentos en hipertexto permiten a los escritores, o a grupos de autores, conectar datos entre sí, crear trayectos en un conjunto de material afín, anotar textos ya existentes y crear notas que remitan tanto a datos bibliográficos como al cuerpo del texto en cuestión…”(15)
“…el artista electrónico se limita a crear un contexto que el observador complementa. Produce una estructura marcadamente inestable, mas democrática y abierta al usuario, con una materialidad volátil”.(16)
Esta nueva concepción narrativa nos lleva a una ruptura con respecto a nuestra experiencia del conocimiento, que se traduce en un cambio hacia un texto no secuencial que posibilita generar nuevas descripciones de la realidad. Esto se debe a que al no ser secuenciales, los hipertextos descartan, de por sí, un orden preestablecido de lecturas.(17) Ahora bien, la experiencia del mismo no se constituye en un entorno cerrado, sino que la virtud y la esencia del hipertexto radica en la posibilidad de navegación ilimitada en una red abierta (World Wide Web), situación que permite un mayor ámbito de intercambio textual, conformando y definiendo nuevos aspectos del hacer y pensar sociales:
“La puesta en relación de distintos nodos, el establecimiento de nuevos sedimentos de sentido, la resignificación y el disparo de nuevas conexiones, supone el establecimiento de renovadas comunidades de lectores/autores, donde cada uno ejercita un nivel distinto y heterogéneo de comprensión, presupuestos e intereses”.(18)
Como podemos suponer estos cambios tienen su incidencia política que trataremos de poner en evidencia; si el hipertexto implica cambios en la manera de pensar la realidad que nos circunda, y que el mismo necesita de una red que lo efectivice y lo convierta en un texto accesible a la mayor parte de la población, podemos considerar entonces que se está conformando un nuevo tipo de lector con poder, al menos un poder mayor sobre los textos que lea:
“Este patrón de incremento de poder relativo (…), parece apoyar la idea de que la lógica informática, que tiende hacia una difusión cada vez mas amplia del saber, implica una democratización y descentralización crecientes del poder”.(19)
¿Democracia virtual o concentración del poder?
“…en las naciones de bajos ingresos el sistema educativo no es sólido ni prepara a la gente para utilizar la tecnología.” (N. Negroponte)(20)
“…en el mundo de la nueva cultura electrónica empieza a faltar una premisa fundamental de la democracia, que es el debate.” (F. Colombo)(21)
No obstante, como toda tecnología, esta también otorga poder a quienes puedan controlarla y utilizarla en su propio beneficio; pero consideremos en primer lugar aquellas posturas coincidentes en cuanto a las posibilidades de democratización que la misma conlleva, para hacer hincapié luego en sus posibles efectos negativos.
Las diferentes prestaciones que permite el hipertexto podrían llevarnos a pensar que estas prácticas democratizantes podrían ser efectivas, ya que debido a que si se trata de un texto sin caminos prefijados, será el lector quien tome las decisiones de continuar o no buscando en determinados aspectos que le interese profundizar; el hecho de la gran cantidad de información disponible se presenta en forma ambivalente porque, si por un lado implica un mayor esfuerzo intelectual en cuanto a las lecturas y los caminos emprendidos, por otra parte se constituye en un ámbito que, al no tener límites preestablecidos, no coartan la búsqueda, poniendo en evidencia sus aspectos mas liberadores. Podemos considerar también que la posibilidad del lector de dejar su opinión personal sobre un tema concreto en los distintos textos recorridos, disminuye la idea de una jerarquización, como si está establecida en la relación tradicional del autor-lector de la cultura del libro; la naturaleza misma del hipertexto, su falta de fronteras, permiten que el usuario vaya dejando su propia marca.
Ahora bien, esta visión optimista del hipertexto como ampliación de prácticas democráticas requiere para su efectivización del acceso de los individuos a la red; tanto el lector como el autor del texto necesitan acceder a la misma para poder desplegar sus necesidades ya sea de búsqueda como de publicación. El hecho de obtener el acceso a la red le permitirá a ese texto “existir” como tal en esta nueva etapa de la información, ya que como sostiene Lyotard:
(el saber) “…sólo puede caber en los nuevos canales y volverse operativo si se traduce en cantidades de información. (…) …cualquier elemento del conjunto del saber que no pueda traducirse de este modo será abandonado, y la dirección de nuevas investigaciones dependerá de si sus resultados finales pueden traducirse al lenguaje informático”.(22)
El acceso a la red y al mundo de los bits se transformará en la condición sine qua non para su existencia real, tal como sostiene Zampolli(23) respecto a aquellas lenguas que se mantuvieron al margen de la imprenta, las cuales o bien desaparecieron o se transformaron en dialectos; esta analogía nos muestra la importancia que va adquiriendo la informatización en estos momentos; queremos decir que aquellos textos que no se conviertan al formato de almacenamiento electrónico, en momentos que el mismo se convierta en dominante, perderán su calidad de tales, existiendo solo marginalmente y sin ningún peso social.
El problema de la accesibilidad a la red debería pensarse con mas profundidad, máxime si tenemos en cuenta los agudos contrastes que, por ejemplo en América Latina, dejarían a muchas personas fuera de este ámbito debido a las limitaciones que se presentan para acceder a dicha red.(24) En las condiciones en que se debaten las sociedades latinoamericanas, la irrupción de nuevos modelos informacionales como el descripto, pueden llevar a una ampliación de la distancia entre aquellos que tengan acceso a esa nueva tecnología y los que tienen problemas aún para cubrir los aspectos educativos mas elementales.
Al igual que ha sucedido con el desarrollo de innovaciones anteriores (p.e., la radio y la televisión por citar innovaciones del área de las comunicaciones), ésta nueva tecnología también se presenta como lo que algunos teóricos llaman la “ideología redentora de la comunicación”(25), en el sentido de considerar que la misma permitirá el despliegue definitivo de la democracia de masas; el tratamiento de este tema es fundamental a los efectos de no caer en reduccionismos que se proclamen a favor o en contra de la misma sin fundamentar las posturas sostenidas sobre bases sólidas.
Al respecto creemos necesario desarrollar las posturas centrales en el debate acerca del aprovechamiento de este nuevo recurso informativo; estas posturas pueden resumirse como la de una descentralización por atomización de los actores sociales en beneficio de determinados centros de poder y control de la información y la de una descentralización por ampliación de las prácticas democráticas de la sociedad para su propio desarrollo(26); creemos necesario tomar en cuenta dicha distinción debido a que la misma nos remite a pensar el lugar asignado al individuo y la construcción social de la subjetividad que subyace a cada uno de los modelos mencionados.
Si en el primer caso nos encontramos con la constitución de un individuo aislado en el marco de la plena vigencia de los mercados como reguladores del accionar social, en el segundo modelo se propone la construcción de una subjetividad acorde a un compromiso de solidaridad colectiva en base a objetivos básicos de derecho a la información para todos los actores que la componen.
Esta distinción responde a la necesidad de inscribir estas nuevas tecnologías informáticas en un marco mucho mas amplio que el de una sociedad virtual con acceso restringido a determinados sectores sociales; lo que aquí creemos percibir es la puesta en evidencia de cierta relación existente entre la globalización económica que avanza de la mano del neoliberalismo y las tendencias a considerar que el hombre hallará el punto límite de su realización a través de la red que nos permita vivir, ahora sí, en la gran aldea global democrática (aunque se trate de un paraíso democrático virtual para pocos).
Pues bien consideramos que la puesta en marcha de dicha red no hace mas que poner en evidencia la agudización extrema entre sectores sociales que tienen o no acceso a determinados bienes materiales y/o culturales. Es aquí donde creemos conveniente inscribir el tema del hipertexto mas que como ampliación de las posibilidades de crecimiento personal, como posibilidad de constitución de nuevas subjetividades; dicha constitución muestra evidentes asimetrías que parten de las diferencias de oportunidades de acceder a una educación de los diferentes sectores sociales.
En nuestro país la situación de alta concentración económica padecida en los últimos veinte años generó la posibilidad que el bloque en el poder impusiera un modelo de alta regresividad salarial que se constituye en un freno para la participación de determinados bienes por parte de franjas crecientes de la población; de ahí que las posibilidades ‘democráticas’ de acceso a la información se constituyan de una forma elitista y excluyente (pensemos en las tarifas telefónicas, las posibilidades reales de la infancia bonaerense de completar sus estudios primarios y el nivel que los mismos tienen, etc.).
En la consideración de la actual situación en que se encuentran las clases populares de nuestro país, las posibilidades de incrementar las prácticas democráticas que proclaman los adalides de la democracia virtual está bastante lejos de realizarse; tengamos en cuenta las trabas con que se encuentran para participar del sistema democrático “real” a través del accionar cotidiano del poder, lo que nos lleva a plantear los puntos centrales de lo que consideramos que son trabas al acceso de franjas crecientes de la población a estos nuevos modelos de la información, entre los cuales podemos mencionar los siguientes:
– Bajos presupuestos educativos que redundan en que el sector público vaya perdiendo terreno respecto del sector educacional privado.
– Bajos sueldos docentes y menores posibilidades de actualización, necesarias en momentos en que las innovaciones se suceden cada vez mas vertiginosamente.
– Necesidad de conocimiento de idioma inglés y de computación para tener un acceso a la red que, al no impartirse en forma eficiente en el sector público, implican una mayor distancia respecto de los adelantos tecnológicos por parte de los sectores mas postergados socialmente.(27)
– Costos de equipamiento y de mantenimiento del servicio altamente prohibitivos para amplias franjas poblacionales sobre las que recae también el mayor peso de los aumentos tarifarios de las telefónicas.
Esta situación nos lleva a verificar, al menos en nuestro país, que lo que aquí se está produciendo mas que una ampliación democrática vía Internet, lo que sí se observa es una profunda dualización educacional y de capacitación de la población que beneficia a aquellos sectores de mayores ingresos (que constituyen la menor porción de la sociedad) mientras que el resto de la sociedad se debate entre la imposibilidad de encontrar empleo o la de mantener trabajos de baja calificación que con el tiempo llevan a una descalificación laboral estructural, con lo que se genera un distanciamiento mayor respecto de las nuevas tecnologías que se incorporan a los procesos productivos.
Entiéndase, no enjuiciamos el hipertexto en sí mismo, sólo tratamos de poner en evidencia una realidad que nos lleva a pensar en un aumento de la inequidad social en la medida que se profundicen estos cambios en la circulación de la información. Si la propuesta central es hacia una democratización de la misma, podemos considerar que dicho proceso constituiría una ampliación del margen de ciudadanía individual(28); pero en un contexto en el cual la educación misma se constituye en forma diferencial según el sector social que consideremos, no podemos mas que pensar que la tan pregonada democratización tardará bastante en llegar a efectivizarse (al menos en este sector del “primer mundo”). No se trata aquí solamente del aspecto de que su apropiación se realice en forma individual o colectiva, lo que sí es fundamental es de que manera se utiliza dicha tecnología, cómo se institucionaliza su uso para que el mismo sí sea de un consumo masivo real; creemos que sólo en la medida en que se generen las posibilidades reales para un acceso masivo a la red, se irá constituyendo una nueva subjetividad que permita una verdadera interacción democrática virtual; de lo contrario, creemos que la aparición de estas innovaciones tecnológicas sólo puede percibirse como un aspecto mas mediante el cual los sectores dominantes continúan concentrando el poder.
NOTAS
1 Jorge Luis Borges, El Aleph, en Obras Completas, Tomo 1, pag. 595, Ed. Círculo de Lectores – EMECE, España, 1984.
2 Vannevar Bush: As we may think, Endless Horizons, Washington, D.C., Public Affairs Press, 1946, págs. 16-38. Citado por George P. Landow: Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología, Paidós, Colección Hipermedia 2, Barcelona, 1995, pág. 26.
3 Ob. Cit., pag. 27.
4 Ibídem
5 Cabe agregar aquí que el momento en que Bush escribe aún no se conocían los sistemas de procesamiento de textos tal como se conocen actualmente.
6 Ob. cit., pag. 34.
7 Ob. cit., pag. 35.
8 Nos estamos refiriendo a Nelson, Englebart y van Damm, entre los principales exponentes del desarrollo hipertextual.
9 George P. Landow, Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología, Paidós (Hipermedia 2), Barcelona, 1995, pag. 14.
10 Theodor H. Nelson, Literary Machines, citado en Landow, Ob. cit., pag. 15
11 George P. Landow, Ob. Cit., pags. 15-16.
12 Roland Barthés, S/Z, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1980, pág. 11/12.
13 Citado en George P. Landow, Ob. Cit., cita 31, cap. 1, pag. 33.
14 Michel Foucault, Arqueología del saber, pag. 23, Año (?), Apuntes de la carrera de Sociología
15 Nicole Yankelovich, Norman Meyrowitz y Andries van Dam, Reading and writing the electronic book, IEEE Computer 18, Octubre 1985, pag. 18.
16 Vicente Carretón Cano, Citado en Flavia Costa, ¿El fin de los libros?, en Página/30, pag. 39, Enero de 1996.
17 No debemos olvidarnos aquí de los intentos de cambios narrativos por intercalación de capítulos que fuera practicada en su momento por Cortázar en Rayuela.
18 Alejandro Piscitelli, Ciberculturas. En la era de las máquinas inteligentes, Paidós (Contextos), Bs. As., 1995.
19 George P. Landow, Ob. cit., pag 211.
20 Reportaje a Nicholas Negroponte, realizado por Daniel Ulanovsky Sack en Clarín, Domingo 10 de marzo de 1996, pags. 20/21.
21 Furio Colombo, El paraíso según Bill Gates, en Clarín, Jueves 21 de diciembre de 1995, pág. 19.
22 Jean Francois Lyotard, La condición posmoderna, Madrid, Ed. Cátedra, 1989.
23 George P. Landow, Ob. cit., pag. 233.
24 Estamos pensando aquí no solo en los costos básicos para hacer frente a una conexión a la red, sino también en los conocimientos necesarios que deben poseer aquellos que pretendan navegar a través de los diferentes nodos que la misma nos proporciona (manejo del idioma inglés, nociones de manejo de computadoras, de procesamiento de textos y utilitarios en general, etc.).
25 Según los conceptos de Mattelart vertidos en Entrevista con Armand Mattelart, en Causas y Azares, Los lenguajes de la comunicación y la cultura en (la) crisis, Número 4, Invierno de 1996.
26 Los conceptos de descentralización por atomización social y por ampliación democrática fueron tomados de Armand Mattelart y Héctor Schmucler, América Latina en la encrucijada telemática, Paidós Comunicación, Bs. As., 1983.
27 Hacemos especial mención de la educación ligada al sector público, debido a que es a éste al que recurren, en su mayoría, los sectores de menores ingresos.
28 En tanto y en cuanto dicha información sea accesible y no cuente con condicionantes por parte de los Estados o los mismos proveedores del servicio. De hecho ya existen experiencias comunitarias en cuanto al manejo de los asuntos públicos a través del ciberespacio en Holanda, al respecto consúltese Fernando Bonsembiante, La municipalidad desde la pantalla, en Suplemento Futuro, Página/12, Sábado 10 de febrero de 1996, pags. 2/3; no obstante, tengamos en cuenta que el acceso a la educación de un ciudadano holandés se da de una manera mas integrada que como se observa en las sociedades latinoamericanas.
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