Reflexiones: temas para el debate, “El mundo asiste a un fenómeno imprevisto”.
En la actualidad, cuando los muertos en los países desarrollados se cuentan por miles resulta muy difícil prever cuál será el piso de la recesión global.
Existe en cambio una certeza. Con matices los gobernantes enfrentan el problema haciendo lo que la ciencia económica indica ante crisis de tal magnitud, impulsan políticas monetarias y fiscales expansivas, con el Estado, no el mercado, conduciendo y regulando el ciclo económico, productivo y políticas públicas que eviten agudizar el deterioro social.
El estado subordina toda su política a un objetivo común, en este caso el sanitario – social.
Estas transformaciones de alcance global generarán procesos de no retorno, una crisis del paradigma de la corriente principal de la economía.
Pasada la pandemia será imposible volver al status anterior y seguir sosteniendo el pensamiento único sobre la primacía de la individualidad y el mercado como gran asignador de recursos.
Lo que se observa en la mayoría de los países, es a los estados ejerciendo su soberanía a través de la promoción del gasto y la inversión en infraestructura sanitaria.
En adelante será difícil reconstruir el aparato ideológico que legitima las políticas de austeridad y los Estados mínimos.
La población habrá experimentado que el mercado no le resuelve aspectos básicos como el derecho a la salud.
Se trata de procesos de no retorno porque gobernantes y gobernados redescubrirán el papel central del Estado, que es el poder de la organización colectiva sobre la individual.
El viejo orden se resistirá. La posición de estos sectores en general y de los gobiernos adictos en particular, es que resulta preferible un poco más de muertos antes que frenar la economía.
Tanto si se privilegia la salud pública y se evidencia la centralidad del estado en la organización de la producción y la conducción del ciclo, como si la mala intervención del estado provoca decenas de miles de muertos.
Finalmente, un dato central será que, por la recesión global, la pandemia generará más pobres que muertos, pero a la vez parirá, con una alta probabilidad, un nuevo orden mundial.
Miradas internacionales sobre la situación social.
Pierre Salama, reconocido referente del pensamiento económico no ortodoxo a nivel internacional, señala que la prioridad en el momento actual, debe estar puesta en las consecuencias sociales y sanitarias que impone la pandemia y como atenuarlas: “Hay que dejar de lado los imperativos económicos dogmáticos y aceptar aumentar un déficit presupuestario,
asegurando ingresos mínimos a todas las personas, incluso a los trabajadores en el sector informal y ayudar a las empresas pymes.
En el plano inmediato no pagar la deuda. La posibilidad de hacerlo se ve ahora reforzada por el hecho de que muchos países se encuentran en una situación similar, incluso desarrollados”.
No habrá milagros en Argentina ni en algún otro lugar del mundo, el costo social de la pandemia será alto. Debemos reaccionar a las consecuencias inmediatas y al mismo tiempo, prepararnos para el futuro a fin de salir de esta
crisis hacia una perspectiva positiva, en el mejor de los casos, o bien mitigar, en la medida de lo posible, los efectos negativos sobre la salud y el nivel de vida de la mayoría de la población. Es lo que denominamos “resiliencia”.
Debe dejarse de lado los dogmas y aceptar un Estado con intervención fuerte, asignando ingresos mínimos a todas las personas, impedir los despidos privados.
Volcar recursos a la infraestructura hospitalaria y su equipamiento e insumos, basta de pensar la salud sólo como un costo y sí considerarla como un servicio público.
Además se deben volcar recursos para lograr el aislamiento social, incluso en los barrios pobres y las barriadas donde es muy difícil hacerlo. La resiliencia significa más que recuperarse, es no hacer lo que hiciste antes.
Por lo tanto son necesarias nuevas políticas económicas y sociales. Al mismo tiempo prepararnos para el futuro, será una tarea ardua.
No se puede reemplazar una parte de mercado por más Estado si no se controla más a este y se requiere mejor responsabilidad y participación ciudadana.
El Estado debe contar con más recursos haciendo una verdadera reforma tributaria, es decir, imponiendo un sistema impositivo progresivo y no regresivo.
Refiriéndose a la Argentina expresó “no debe pagar la deuda”. Este es un marco de necesidad que justifica decisiones firmes y oportunas. “Hoy el mundo convalida no pagar”. (Profesor emérito de la Nueva Universidad de París Norte en la Sorbona, especialista en el estudio de América Latina).
Lecciones geopolíticas.
(Alfredo Serrano Mansilla, Director CELAG).
La pandemia del Covid 19 también trae lecciones en clave geopolítica para América Latina.
¿Qué está haciendo el Grupo de Lima y la OEA? Nada.
- Ausencia de instancias regionales efectivas que afronten esta problemática supranacional.
- Es ahora cuando se extraña la UNASUR y su capacidad de coordinación frente a situaciones como la actual.
China fue el lugar de origen de este virus y, por lo tanto, el primer país en sufrir sus consecuencias. Pero luego de ese momento superó la crisis de manera muy efectiva.
El porcentaje de afectados y muertos es más que mínimo, a diferencia de lo que pasa en otros lugares. Demostró capacidad para resolver problemas complejos. Sale reforzada a nivel mundial.
El neoliberalismo, como racionalidad, no sirve.
- El “sálvese quien pueda” no funciona: la supremacía de lo individual es un gran escollo ahora que se necesitan esfuerzos colectivos, la cooperación se impone ante la competencia.
- Los mercados no saben autorregularse, no existe mano invisible que los regule.
- Europa ya no es un espejo al que imitar. Una vez más, vuelven a perder una oportunidad para mostrar que están a la vanguardia en temas importantes. No pudieron ser efectivos frente a la pandemia; el Estado de Bienestar es mucho más débil que lo que presumían.
La Unión Europea además muestra su incapacidad para coordinar y armonizar acciones. Se demuestra así que ese espacio es, de hecho, un mercado económico y monetario, pero está muy lejos de ser un proyecto social común.
Nace un nuevo desorden económico global. El riesgo país no importa; el número de científicos o camas disponibles para cuidados intensivos sí.
Se abre una nueva disputa hacia el futuro entre el Consenso neoliberal de Washington y un nuevo Consenso post corona virus que considera que la sanidad pública es vital, el Estado debe tener un rol protagónico con políticas fiscales, monetarias y sociales.
Es necesario un mayor control de capitales de los países emergentes para evitar su fuga, la economía debe girar en torno a la vida humana y la deuda externa debe ser reestructurada.
Michel Wieviorka. (Escuela de Altos estudios de Ciencias Sociológico-sociales de París).
No son las ideas las que faltan, sino las figuras, los líderes y los actores políticos con suficiente legitimidad y credibilidad para llevarlas a cabo.
“El mundo se plantea ahora si no hacen falta Estados más fuertes, más redistributivos, con mayor intervención en la economía”. Conquistar un mundo que se tambalea o resignarse a que vuelva a ser como antes, más allá de los micro comportamientos que la pandemia inculcará en nuestras conductas: estos serán algunos de los enigmas y tentaciones que el Covid 19 no deja de proponer cada día.
Estamos asistiendo a temporalidades múltiples.
- Un gobernante responsable está obligado a actuar y a decir cada día lo que está haciendo: confinar a la población, organizar el sistema sanitario, la economía. Son decisiones que se toman día a día, inmediatamente.
- Pero también sabemos que es preciso reflexionar sobre la forma en que se va a salir de la epidemia. Se trata de temporalidades diferentes. Hay que reflexionar sobre la metodología del desconfinamiento para poder vivir
más o menos normalmente.
Luego están las cuestiones socioeconómicas y la posibilidad de que se produzca una recesión durante varios años.
Y quienes conocen muy bien el impacto de las pandemias en la historia de la humanidad, saben que esto se prolongará durante décadas, que va a modificar la cultura, nuestra relación con la naturaleza, nuestro funcionamiento intelectual, las concepciones geopolíticas.
Estamos obligados a mirar lo inmediato, el corto plazo, el término medio y el largo plazo. Y ello con una reflexión coherente donde cada momento requiere un análisis diferente.
“Por el momento diría que está en curso una transformación de las ideas, lo que no quiere decir que las prácticas concretas se transformarán rápidamente. No lo podemos prever. Sí lo que está clarísimo es lo siguiente: asistimos
al quiebre ideológico del neoliberalismo.
El mundo se plantea ahora Estados más poderosos, más redistributivos, con mayor intervención en las políticas económicas y capacidad para imponerse ante el mundo de las finanzas y la especulación, sobre la necesidad de la reindustrialización de los países.
Hemos descubierto no sólo que China es una gran potencia, sino que ejerce un control sobre el mundo que no es dependiente de China.
Hemos descubierto que estamos en un mundo digital: la llamada era digital. Hemos ingresado a toda velocidad en un nuevo universo. Lo que está en juego ahora, para que el mundo cambie, es la acción y el combate
democrático y cultural. De lo contrario, nada cambiará por sí solo. El impulso es hacia un mundo poscapitalista.
Walden Bello, autor de “Desglobalización, ideas para una nueva economía mundial” (Sociólogo, Profesor de Sociología de la Universidad de Filipinas).
En este libro, escrito en 2002, que se convirtió en uno de los manuales del movimiento antiglobalización, el autor demuestra la enfermedad genética de la globalización que pretendía curar al mundo, la forma en ésta sacrificaba el desarrollo de los países del Sur y proponía una escala de medidas, reactualizadas por el Covid 19 que cambió a las sociedades en el 2020.
Sus ideas vuelven a resonar en todas partes, muy especialmente aquella que promueve la reorientación de las economías mediante una transferencia de la producción destinada a la exportación hacia la producción concentrada en los mercados locales.
Refiriéndose al momento actual, se pregunta ¿será este el momento para moverse hacia un sistema poscapitalista?
“Creo que las posibilidades que ofrece el momento, la coyuntura, son el resultado de dos cosas: la crisis objetiva del sistema y la fuerza subjetiva que puede actuar sobre esta crisis (…). El nivel de descontento y alienación con el neoliberalismo es muy alto en el Norte global. En el Sur global las crisis de legitimidad ya habían afectado al neoliberalismo, la globalización
y sus instituciones clave, como la Unión Europea, el Banco Mundial, el FMI y la OMC, incluso antes de la crisis de 2008”.
Entonces, sí, el impulso es hacia un sistema poscapitalista o pos neoliberal. Y la pregunta claves es: ¿quién será capaz de
aprovechar toda esa ira desatada y dirigirla?
Después de la pandemia y en proceso de desglobalización, será importante una interacción creativa con la comunidad internacional. No se trata de desvincularse de la economía mundial, eso es irrealizable, sino de lograr una relación equilibrada entre la economía local y la internacional en que la integración de la nacional no se anule en el altar de la integración liderada por las empresas de diferentes partes del mundo. No se puede sacrificar la economía nacional por una globalizada.
La característica clave de lo nacional es un alto grado de autosuficiencia en la producción agrícola e industrial. También será importante la promoción de la igualdad que es crítica, tanto por razones de justicia social como por la expansión de la demanda interna.
“Es necesaria la democratización de la toma de decisiones desde la cumbre del estado hasta la fábrica y la elaboración benigna entre la economía y el medio ambiente, eso que a veces se llama el nuevo acuerdo verde.”
Un debate abierto.